La Iglesia se organizó oficialmente en mayo de 1863. En el comienzo contó con el trabajo de voluntarios que dedicaron sus esfuerzos a establecer la Iglesia y a organizarla como institución. En 1860, en Battle Creek, Michigan, Estados Unidos, poco más de una centena de congregaciones adventistas eligieron el nombre de “Adventista del Séptimo Día” y en 1863 organizaron formalmente el cuerpo de la Iglesia con un total de 3.500 miembros y 125 iglesias. Al principio, la actuación estaba limitada a los Estados Unidos, hasta que en 1874, cuando el primer misionero, John Nevins Andrews, fue enviado a Suiza. A partir de ese momento comenzó la expansión en todo el mundo, siempre contando con los esfuerzos de valientes misioneros. En la actualidad, la iglesia está establecida en 209 países.
Con esta expansión y el creciente número de ministros y colaboradores, ya al principio se vio obligada a crear un plan de subsistencia para aquellos que estaban dedicando sus vidas a la causa. En numerosas ocasiones, se discutió la creación de un plan para cuidar a los ministros y otros colaboradores que, a causa del trabajo o la edad avanzada se enfermaban o ya no estaban en condiciones de soportar el ritmo que se exigía.
En 1902, Elena de White, una de las organizadoras de la iglesia, aconsejó en varias cartas sobre la necesidad de la creación de este fondo para amparar a estos ministros y colaboradores. Esta necesidad aumentaba a medida que el tiempo pasaba.
En 1911, nueve años después de la publicación de los primeros consejos de Elena de White referidos al tema, se creó el fondo para los ancianos, enfermos e inválidos. Este fondo se creó en la sede de la Iglesia, en Estado Unidos, y tenía como beneficiarios a los ministros de esa región que habían sido enviados como misioneros a otras partes del mundo. Con el paso de los años, este fondo se expandió para incluir la asistencia financiera a un gran número de colaboradores jubilados.
En 1916, la División Sudamericana de la Iglesia Adventista del Séptimo Día votó la creación de este fondo para su región, con el nombre de PPG, con base en los mismos principios bajo los que había sido creado en Estados Unidos.